martes, 13 de marzo de 2012

Imposibilidad de separar el fondo de la forma


Dice Fernando Lázaro Carreter [1] que en un escrito literario fondo y forma son indisociables. 

Con fondo se refiere al contenido. Es decir, a referencias necesariamente extratextuales, a aquello que, en último término, una palabra viene a sustituir. Dicho de otra manera: "La gente llama fondo a los pensamientos, sentimientos, ideas, etc"[2]

 Con forma se refiere a la manera en que dicho fondo aparece. Por ejemplo: no es lo mismo decir 'cúbreme con tus alas, ángel mío'[3] que decir 'ángel mío, cúbreme con tus alas'. Incluso podemos pensar que tras dos oraciones tan aparentemente distintas como '¡Allá va el olor /de la rosa!"[4] y "huelo aroma de violetas"[5] se esconde el enunciado un tanto vago de 'hay una flor'. De nuevo dicho de otra manera: "[la gente llama] forma a las palabras y giros sintácticos con que se expresa el fondo" [6].

Pues bien, una vez han sido establecidos como elementos separados, dice Lázaro Carreter:

"No puede negarse que, en todo escrito, se dice algo (fondo) mediante palabras (forma). Pero eso no implica que fondo y forma puedan separarse. Separarlos para su estudio sería tan absurdo como deshacer un tapiz para comprender su trama: obtendríamos un montón informe de hilos" [7].

Lo que interesa aquí es que a lo que llamamos texto artístico no es ni al contenido de un texto ni a la forma. Un texto artístico requiere de ambos elementos. Se puede entender que todo texto se refiere a algo y lo hace de un determinado modo, es decir, todo texto, ya sea artístico o no, posee fondo y forma. ¿Qué sentido tiene entonces recalcar esto para los texos artísticos? 
Pues que mientras  que en un enunciado científico —por ejemplo— lo importante es el contenido, y el lenguaje se concibe como un medio para hacerlo cognoscible (aparecen así los lenguajes artificiales), y en cambio en una melodía musical —a mi entender— lo único remarcable es la forma, en un texto artístico han de conjugarse ambos elementos, puesto que: "Ambos forman la obra artística; y no por separado, sino precisamente cuando están fundidos"[8].

 Esta manera de comprender artísticamente el lenguaje nos permite necesitar siempre ambos elementos a la hora de interpretar un texto. ¿Tendrá algún resultado la interpretación artística de textos —en principio— no artísticos? ¿Son un tipo y otro de textos esencialmente diferentes? De momento aquí lo dejo.


______________

Notas

[1] Fernando Lázaro Carreter en Cómo se comenta un texto literario en la edición de Cátedra de 2008
[2] Ibídem, epígrafe 6, p.15.
[3] Miguel de Unamuno, A mi Ángel, Antología poética en la edición de Alianza de 2011, p.53
[4] Juan Ramón Jiménez, Canción nocturna, Antolojía Poética, en la edición de Público de 2010 p.66
[5] Gotlob Frege, El pensamiento: Una investigación lógica en Ensayos de semántica y filosofía de la lógica, en la edición de tecnos de 1998 p. 200
[6] F. Lázaro Carreter en Cómo se com... p.16
[7] Ibídem
[8] Ibídem

5 comentarios:

  1. No estoy del todo de acuerdo con que no se pueden separar forma y fondo en un texto artístico.
    Yo, personalmente hay libros, por ejemplo, que me gustan más por cómo lo cuentan que por lo que cuentan (ejemplo, "Una golosina" de Muriel Barbery, una auténtica delicia de palabras que de no se de esta forma, el libro carecería seguramente de interés para mí).
    Otras veces me interesa más el fondo, lo que me cuenta, y no me importa tanto la forma en que lo hace.
    En poesía, por ejemplo, me interesan ambos, pero me interesa más la forma, que las palabras me hagan sentir en sí mismas...
    No sé, es mi forma de verlo.
    ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro, es verdad que según qué obras, en ellas es más importante uno u otro elemento, pero parece que a primera vista en los textos artísticos se trata de una combinación de ambos. Que no nos guste mucho el argumento de una novela pero sí el estilo, no significa que no haya un fondo a tener en cuenta. Aunque también es verdad que hay excepciones, como los poemas dadá.

      ¿Pero hay textos artísticos cuya forma sea completamente vacía? —si pensamos por ejemplo que en los poemas dadá el contenido es nulo—. No sé... ¿Qué opinas? A mí no se me ocurre ninguno.

      Por cierto, muchas gracias por comentar =)

      Eliminar
  2. Pues sí, Pablo estoy de acuerdo contigo.
    Respecto a los poemas dadá, bueno la verdad es que me interesan igual que la escritura automática...quizás más como vehículo de exploración que en sí mismos (alguno tengo hecho por ahí y lo compartiré, ya puestos...jeje), pero me interesan sí, porque me encantan los juegos de palabras y lo que pueden llegar a hacer sentir. No sé, es todo bastante subjetivo no? jaja.
    Gracias a ti por compartir.

    ResponderEliminar
  3. ¿Los ejercicios de estilo no están, en teoría, vacíos de contenido?

    Creo que ésa es una de las diferencias que les encuentro yo. No tienen por qué estarlo aparentemente, en el sentido de que pueden estar hablando de algo, como es lógico. Pero quizá su autor no crea el texto tratando de adaptar la forma al fondo, sino tan sólo explorando la forma. Al menos así lo he hecho siempre yo.

    En cuanto a que la música sólo es forma, no acabo de entender por qué lo dices. ¿Podrías desarrollarlo?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El tema de los ejercicios de estilo para mí es el siguiente:

      En principio como dices están vacíos de contenido dado que el autor los ha creado como un vehículo para mejorar su técnica, es decir, para mejorar precisamente la forma en la que dice.
      Sin embargo aparece aquí yo creo el problema que precisamente tenemos que intentar superar. Para el autor están vacíos de contenido en principio, o mejor dicho, pueden llegar a estarlo. Para el lector dependerá de si sabe que es un ejercicio o no, o de si entiende dicho contenido o no —por ejemplo, aunque sea muy obvio, de si está o no en su idioma—. Pero el texto en sí, ¿qué le pasa? Pues que contiene una serie de signos que de forma universal —dentro del ámbito de los seres humanos y de una misma cultura accesible teóricamente a cualquier individuo aunque sea de forma limitada— se refieren al mundo. Es decir, partiendo del texto, aunque sea un ejercicio de estilo, conocemos cosas ajenas al texto. Esta es la cualidad que explotan los textos científicos, por esto digo que en ellos hay contenido y la forma es un puro vehículo (igual que en los ejercicios de estilo —para el autor— el contenido es un puro vehículo para la forma, es decir, las palabras con significado aparecen solamente como el material que ha de configurar una determinada estructura más o menos bella o 'artística', 'estética'.

      Resumiendo, el texto en sí, y esta es creo la característica que podría tener todo texto, independientemente de quien lo lea o lo escriba, se refiere al mundo y lo hace de determinada manera. Este referirse al mundo depende no de un individuo, sino de una comunidad, es decir, las palabras se refieren al mundo no subjetivamente, sino igual para una comunidad de hablantes, como ocurre con la palabra ‘mesa’, ‘árbol’, etc. Ahora bien, para cada uno de los individuos se refiere a una región distinta del mundo. Por ejemplo, si digo la palabra ‘árbol’, alguien puede pensar en un roble, o mejor, en el roble de al lado de su casa, otro en un tejo, o en el tejo de al lado de su casa, etc.
      Para la música es complejo. Yo no tengo mucha idea de música así que me es más complicado, pero diría que la manera en que tiene la música de referirse al mundo no es como la del lenguaje, sino mucho más subjetiva. De manera que no se refiere al mundo, sino al mundo para el sujeto. No se refiere a los sentimientos, sino que los produce en quien la oye. Además la manera de hacer esto no está establecida culturalmente del mismo modo que el lenguaje —creo—, sino mucho más difusamente.

      De todas maneras hay algo que se me escapa. Se podría pensar que el fondo de un texto tiene como función referirse al mundo, y la forma tiene como función referirse al sujeto —función apelativa—. Pero creo que precisamente cuando se conjugan la forma y el fondo, es cuando nos estamos refiriendo al mundo y apelando al sujeto de una determinada manera. Es decir, si digo ‘el árbol rojo’ y ‘el rojo árbol’, ¿me estoy refiriendo o no a la misma región del mundo? Yo creo que ahí está el asunto, pues si la respuesta es negativa —si no me estoy refiriendo a lo mismo— entonces es cuando el análisis literario se vuelve crucial en la filosofía, y quizá en la ciencia. Además mientras sigamos pensando de esta manera estaremos dando vueltas a la separación sujeto-mundo, y nos será difícil conciliar ambos extremos, que es cuando se produce el conocimiento.

      Eliminar