viernes, 2 de noviembre de 2012

Danto contra Barthes — ¿Qué es el arte?

 




    ¿Qué es el arte? ¿Qué es lo artístico? A sabiendas de que esta pregunta puede resultar vacía o inútil, merece la pena el interrogante en base a la enorme tensión que aparece cuando tratamos de acercarnos a eso que más o menos podemos calificar como arte, ya sea en tanto que autores, espectadores, compradores, oyentes... Es decir, cuando tratamos de abordar cualquier reflexión o pensamiento en torno al hecho artístico, aparece el problema. Podemos obviamente saltarlo, evitarlo, y dar por supuesto que todo tiene derecho a ser arte, todo objeto o movimiento puede llegar a pertenecer a dicha categoría (un cuadro, un poema, una performance, o una imporvisación musical, entre otras). Nos encontraremos ya manos a la obra, en medio del asunto, y cuando creíamos que ya estaba solucionado, volveremos a caer en la pregunta. ¿Todos esas manifestaciones son iguales? Si queremos hablar sobre ellas habremos necesariamente de ordenarlas, introducir en ellas un valor. ¿Cómo haremos esto si hemos evitado específicamente toda intención discriminativa?

    Se podría decir que aproximadamente tenemos cierta intuición sobre qué sea el arte. Ya sea esta una noción fruto de la reflexión o aprendida —otro tema— es claro que cotidianamente creemos ser capaces de decir cuándo una cosa es más o menos artística y cuando no. Será esta una idea vaga que no resistirá el más mínimo embite. Embite que precisamente se esforzarán en acentuar determinados 'artistas' —¿quién es artista cuando no sabemos qué es el arte?— y que nos hará mezclar o confundir dicha categoría —¿es a caso una categoría?— con otras como entretenimiento, técnica, o incluso una cierta apelación, capacidad de conmocionar, de crear en el otro un algo.



    Para presentar un pequeño problema relacionado con este aspecto, voy a suponer que en efecto existe una cierta cualidad que distingue lo artístico de lo no artístico. No vamos todavía a decir qué es y qué no es arte —no seremos quién—, pero sí vamos a establecer como hipótesis u hoja de ruta que en efecto hay cosas que lo son más que otras. Ni siquiera intentaremos decir todavía que hay cosas que no lo serán en absoluto. Es decir, ahora solamente vamos a, partiendo de aquello que finalmente ha resultado ser arte (sea esto todo o no) tratar de introducir una gradación. Esto será posible en tanto que fijemos qué características inciden en el hecho artístico. Dicho con matemáticas, buscaremos en función de qué, algo es arte.

Para ello vamos a ir directamente a la frontera, allí donde la tensión ha resultado ser mayor:

“Debe haber criterios especiales por medio de los cuales podamos distinguir We Got it! de otras golosinas, pero no se trata de los criterios con los cuales las golosinas se clasifican en mejores o peores —por sabor, tamaño, valor nutritivo u otros—. We Got it! puede tener alguna de las cualidades de las golosinas y seguir siendo arte aunque ellas sean sólo golosinas. Una golosina que sea una obra de arte no necesita ser especialmente buena. Sólo debe ser producida con la intención de ser arte.” [1]
 

En este texto de Arthur Danto comenzamos a dibujar el problema. Aquello que ha definido a We Got it! [2] como arte frente a otras golosinas, no es una característica que se halle en ellas. Danto apostará por que dicha característica se encuentre en el autor.

Y esto nos lleva directamente a otra famosa obra de Roland Barthes:

“[...] un texto está formado por escrituras múltiples, procedentes de varias culturas y que, unas con otras, establecen un diálogo, una parodia, un cuestionamiento; pero existe un lugar en el que se recoge toda esa multiplicidad, y ese lugar no es el autor, como hasta hoy se ha dicho, sino el lector: el lector es el espacio mismo en que se inscriben, sin que se pierda ni una, todas las citas que constituyen una escritura; la unidad del texto no está en su origen, sino en su destino [...].” [3]

    ¿Dónde se sitúa esto que ha venido a llamarse escritura? No se sitúa en el autor, según este fragmento, sino en el lector. Este texto se presenta en abierta polémica con el anterior. Aquello que importa, por decirlo de otra manera, en un texto literario, se sitúa en la esfera de quien lo recibe. A diferencia de Danto, Barthes aparecerá de forma más radical, negando otras posibilidades. Esta postura interesará a la hora de determinar más precisamente si algo es o no arte y por qué. La apuesta de Bartes es clara (sin duda un final pretendidamente hostil): 

"[...] para devolverle su porvenir a la escritura hay que darle la vuelta al mito: el nacimiento del lector se paga con la muerte del Autor." [4]



¿Qué podemos sacar de todo esto? De momento un mapa preciso de tres elementos:

Por un lado podemos hablar del objeto o manifestación (ya sea texto, golosina, de nuevo, poema, canción, baile...). Podemos hablar del productor o artífice, del artista. Y podemos hablar del receptor, ya sea éste un espectador, el visitante de un museo, o un lector.

Es claro que el esquema aquí presentado responde estrictamente a la forma de un diálogo. Esto no será casualidad. El arte se entiende así como un movimiento comunicativo, como una acción en el mundo humano, como una expresión concreta. Se tratará por tanto necesariamente de una categoría casi lingüística, quizá, y ya adelantando, de una propiedad del metalenguaje —así como lo verdadero y lo falso.

Una vez pensamos en este esquema, podemos discutir qué elementos en él son definitorios. Según Danto está claro que el emisor tiene la mayor relevancia. Según la obra de Barthes, decidir qué es y qué no es artístico será labor del receptor, al menos a priori, y respondiendo al título. Quedan sin embargo muchísimos más elementos. El canal, el mensaje, el código... por no hablar del contexto lingüístico, y por no introducir categorías más complejas como el uso.


    Es decir, ¿son éstas las únicas posibilidades? ¿No será el lenguaje quien determine qué es y qué no es artístico? ¿no será la obra en sí (el mensaje, ya sea su contenido o su forma —recordemos su indisolubilidad [5])? Y más importante: ¿es realmente válido este esquema del arte como un diálogo?



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Notas 

[1] Arthur C Danto en Después del fin del arte en Paidós, 2010, pg 253

[2] Más sobre We Got it! en Comentario sobre después del fin del arte


[4] Ibídem

[5] Se puede ampliar la información en la entrada Imposibilidad de separar el fondo de la forma



Fotografías:

(i) Arthur C. Danto en su apartamento, Nueva York, fotografiado por D James Dee, 1990


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